Yo contándoles historias a esos pequeños bastardos, y ellos burlándose de Jenny y sus preciosos ojos.
Hoy no estoy de humor. Han herido a mi amiga, y no puedo soportar que se rían de ella ni de sus ojos bicolor. Tan singulares como los míos.
¿Seres del Averno? ¿Brujas aptas para la hoguera? ¡Les hubiera tumbado de un puñetazo! ¡Les hubiera borrado sus palabras a golpes! No voy a permitir que se repita el infierno del colegio.
Me tiemblan las manos de la rabia contenida, y no estoy de humor para escribir.